En la agricultura moderna, no basta con aplicar fertilizantes: debes usar los correctos. Si buscas aumentar rendimientos y mejorar la salud del suelo sin sacrificar la rentabilidad, este tipo de fertilizante fosfatado es una solución probada por científicos agrícolas y granjeros en más de 12 países.
Un análisis promedio de suelos en zonas agrícolas de América Latina muestra que el 68% de las plantaciones tiene niveles bajos de fósforo disponible. Este fertilizante contiene 46% de P₂O₅ total, lo que equivale a más de 3 veces la cantidad típica encontrada en productos estándar (que rara vez superan el 18%). Además, el 37% es fósforo soluble en agua, lo cual significa que las raíces lo absorben en menos de 48 horas después de la aplicación — ¡una ventaja clave para cultivos de ciclo corto como maíz o trigo!
Cultivo | Aumento de rendimiento (%) | Mejora en calidad (calidad de fruto) |
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Maíz | +22% | Mayor peso de grano y menor desecho |
Manzana | +18% | Frutos más grandes y mejor coloración |
Trigo | +15% | Mayor número de espigas por planta |
La clave está en la disponibilidad inmediata. Mientras que muchos fertilizantes fosfatados liberan solo entre el 10-20% de su fósforo en condiciones normales, este producto asegura que el 37% esté listo para ser absorbido por las raíces desde el primer día. Esto reduce el riesgo de pérdida por lixiviación o fijación en el suelo — especialmente importante en regiones con lluvias intensas como Colombia, Perú o México.
Según el Dr. Carlos Fernández, investigador del Instituto Nacional de Agricultura (INA), “Este tipo de formulación permite una recuperación del 92% del fósforo aplicado en comparación con el 55% promedio de los productos convencionales”. Eso quiere decir: menos producto usado, más beneficio real.
No solo nutre las plantas, también regenera el sistema radicular del suelo. Estudios de campo en Andalucía (España) mostraron que tras 2 temporadas consecutivas de uso, el pH del suelo se mantuvo estable (entre 6.2 y 6.8), mientras que la estructura física mejoró notablemente: aumento del 30% en porosidad y reducción del compactado del suelo.
Los agricultores no necesitan ser expertos en química para ver los resultados. Lo que importa es que sus cultivos crecen más fuertes, producen más y requieren menos inputs. Y eso, al final del día, es lo que realmente cuenta.